martes, 19 de marzo de 2013
El nido vacío… al revés
¿Han escuchado del síndrome del nido vacío? Es algo que padecen los padres cuando sus hijos mayores dejan el hogar, se quedan solos en sus casas con demasiado espacio, demasiadas rutinas por cambiar, demasiados recuerdos… Creo que eso es lo que tengo, pero al revés. La que se fue es mi mami, mi Clarita, mi Lala, mi Tita… mi abuela materna que en realidad es mi madre de crianza. Esa mujer que me tomó como suya y ha estado conmigo cuando todos los demás, incluyendo a mis padres biológicos y otras figuras paternas, fueron saliendo una a una de mi vida.
Estuvo conmigo mientras crecía, mientras trataba de aprenderme las cabeceras de los municipios y las capitales del mundo. Me contaba historias maravillosas sobre el cadejo, las burletas y cómo un Padre Nuestro es el antídoto universal contra el miedo. Me llevaba con sus relatos a su natal Utalco, desde donde, sentadas en un cerro, ella y sus hermanas veían el espectáculo del Izalco en llamas.
También fue quien me enseñó las tablas de la multiplicación y me dio claves de cómo saber cuando una palabra iba o no tildada. Sabía cocinar, coser, jugar, reír, cargar niños, hacer horchata tostando semillas de morro, aliñar gallinas, palmear pupusas y tortillas. De ella aprendí tanto, que creo que le doy gracias a la vida por habérmela puesto como madre, a pesar de todas las dificultades que eso conllevó.
La recuerdo apoyándome siempre, siempre, aún cuando las maestras se quejaban de mi mala costumbre de platicar en clase, o de las vecinas que le decían que yo ya estaba “grande” y era preocupante que no me había entrado la “malicia”. También estuvo conmigo cuando muchos otros me dieron la espalda, con 18 años y una niña en mi panza. Me enseñó a ser mamá, a cuidar a mi bebé, a quererla y a no echarla a perder, a pesar de que mi corazón de madre adolescente me inclinaba a darle todo lo que podía, todo lo que yo no pude tener.
Ella siempre contó, orgullosa, que conmigo no había pasado esa etapa que sí atravesó con otros de sus hijos –propios y de crianza–, cuando la adolescencia los vuelve huraños y no tan dados a la compañía de la madre. Nosotras éramos unidas, demasiado unidas.
Con 30 años y dos hijas, mi mamá seguía siendo uno de mis pilares. Me acompañó durante el doloroso proceso de mi separación, de nuevo, a pesar de que mucha gente decidió salir de mi vida, apartarse, criticarme. Ella, a sus casi 80 años, me infundió valor y fuerzas para continuar.
Ahora ya no está conmigo, hace un mes exacto se fue a vivir a Estados Unidos, donde está la mayoría de sus hijos. Un mes me ha parecido un siglo. Aún paro y pienso durante el día “le voy a contar esto a mi mamá al llegar a casa”, o “la voy a traer a mi mami a comer acá, le va a gustar”.
Aún no me acostumbro. Me atrevo a escribir estas líneas porque estoy segura de que ella no las leerá, porque cuando hablamos por teléfono finjo que estoy bien, le cuento cómo va la vida con falsa alegría, le digo que no se preocupe. Las noches son especialmente duras, era la hora en la que nos echábamos el mutuo resumen de cómo había estado nuestro día.
Ya sé que no soy la única que tiene a su mamá lejos, y que muchos me dirán que tengo la dicha de que ella, aunque en otro país, aún esté viva, y es cierto. Pero también es auténtico este dolor, este vacío que me ha dejado, y como en este blog hablamos de madres e hijos, me tomé el espacio para desahogarme, por primera vez, desde que supe que mi mamá se iría. Hoy veo mi nido vacío y me doy permiso de llorar.
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:(
ResponderEliminaryo extrañaba hasta el ruido de la maquina de coser en aquella esquina de la casa, donde mi madre se "rebuscaba" por reunir el dinero para los gastos de la casa.
Me hacia llorar cada detalle que comencé a notar hasta que ella ya se había ido al otro lado del charco.
Ahora que está de regreso es otra historia *risas con cosquillas*
Qué lindo eso, pensar en que vuelven, gracias :)
ResponderEliminarMariana, me parece increíblemente hermoso esto que has escrito. Te mando un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Flor, te agradezco el comentario, pero sobre todo, el abrazo :)
ResponderEliminarMariana, no sé qué decir.
ResponderEliminarAdmiro la entereza y el orgullo de tus líneas, esa naturalidad para entender los significados tan profundos de las cosas que a muchos les parecen simples y cotidianas.
Yo fuí padre a mis 19 años y mi esposa a sus 17 y sí, es jodido. Pero se me eriza la piel al entender lo que significó ese apoyo, esas enseñanzas, esa manera de vivir tan básica que tan feliz nos hace. Donde lo esencial siempre será Dios y el Amor.
No sigo, porque luego ya no me puedo detener.
Un Abrazo
Sergio
Gracias por tus palabras, Sergio, de verdad las aprecio, y gracias por animarte a compartirlas acá, este blog también es para padres :)
ResponderEliminarLindo realmente, un gran vínculo entre ustedes.
ResponderEliminarUn trebolito de 4 hojas para que el dia menos pensado, puedan volverse a ver. Mientras tanto, el teléfono acerca y quien sabe, hasta un videochat si alguien le ayuda allá =)
Así me toca con mi mami, a pura llamada, y eso que solo son 64 km de distancia.
Gracias, Clau :)
ResponderEliminarQue bonito marianita. De verdad me has hecho recordar la cual falta me hace mi madre y mas ahora q soy Mama de una niña me hace recordar lo tan importante que es una madre en la vida ... lo importante es que aun estando lejos tenemos ese consuelo de escucharlas al telefono o por video llamadas el amor de una madre es incondicional y es el mas extremadamente puro ahora entiendo a mi madre :'(
ResponderEliminarQue bonito marianita. De verdad me has hecho recordar la cual falta me hace mi madre y mas ahora q soy Mama de una niña me hace recordar lo tan importante que es una madre en la vida ... lo importante es que aun estando lejos tenemos ese consuelo de escucharlas al telefono o por video llamadas el amor de una madre es incondicional y es el mas extremadamente puro ahora entiendo a mi madre :'(
ResponderEliminarVerito, gracias por leer, y en eso tenés razón, hasta que uno tiene sus hijos llega a comprender a su mamá. Te mando un abrazo, y felicidades por tu bebé :D
ResponderEliminarCuando yo me fui de la casa, era yo la que me quería regresar. Hasta entonces entendí a mis papás, nunca supe que era echarlos de menos hasta que poco a poco mis cosas iban apareciendo en cajas. Después supe lo que era dejar atrás a una hija, y aunque fue temporal y necesario, ahora veo los efectos de esa separación, volví a conocerla y ella a la mujer que la dejó. Tu post precisamente hoy me trajo ese recuerdo, pero anímate Mariana, tu mami ha formado a una gran mujer y al menos hoy por hoy tenemos a la tecnología de nuestro lado. ������
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