Estuve pensando en qué es lo que recuerdo de mi infancia..
Con mi abuelita:
Las horas que me dedicó enseñándome a
cocinar con lujo de detalle y de ingredientes, las horneada, el turrón, los
plátanos asados, las tardes en donde intentó enseñarme a coser en una máquina
que primero tenía un pedal y luego un motor.. (de igual forma no aprendí) y las
clases de tricot y crochet que toda niña debía aprender. Cómo olvidar las
clases de etiqueta y comportamiento social.. qué y qué no hacer .. lo que ponía
en práctica en las múltiples visitas a casa de sus amigas y las visitas al mercado
bien agarrada de la mano en donde me compraba “alboroto” (una bola de popcorn
con dulce que cabía en mi mano).
Con mi abuelito:
Las horas en silencio tratando de imaginar
la época, los vestidos, las damas, los caballeros, las guerras, los caballos,
los cañones y los banquetes de las historias que me contaba mi abuelo en cada
canción, en cada polka y en cada opera de su legado de música clásica que me
dejó. Las caminatas de toda la tarde en vacaciones cuando me decía: vamos a tu
casa.. pero a pie (casi 10 kms). Las clases de natación en la piscina del flor
blanca a las que él me llevaba porque mis papas trabajaban. Las idas al teatro
nacional a ver ballet y las obras como las Mil y una noche dirigida por don
Paco García- el nombre me pareció divertido y por eso me lo aprendi- y otras que no entendía pero tenían unos
vestidos lindísimos.
Las filosofadas de la vida, las plantas, la naturaleza, el
universo, Dios los rosacruces, Budah y
el resumen ejecutivo de todos los libros que se leyó desde que tenia 8 años,
con detalles de personajes, historias y autores. Su libro de propiedades de las
plantas que aun tengo…
Con mi hermana:
Bailábamos con el disco de CriCri que le regalaron mis abuelos, poníamos
las canciones tooodas las tardes, jugabamos jacks, no te enojes y luego la edad
nos separó de los juegos.
Mi papi:
Las clases de ajedrez, las visitas al mercado y clases de cocina
de los domingos. Las siestas abrazados de los domingos sus asados y las idas al
mar de todos los sábados. Y las conversaciones que tanto añoro sobre todo lo
que hice durante el día.
Mi mami:
las caricias, apapachos y chistes sobre cualquier cosa que siempre
nos hacían reír. Las idas al cine a los estrenos matinales. Y su eterno tema
con el orden y la limpieza..
Si. Disfruté muuucho ser
niña, con mi familia, mis abuelos, primos, y las carreriadas y caídas de la
bici y patines con amigos de la colonia.
Pero no tengo recuerdos de mis papás jugando conmigo, ellos
trabajaban toda la semana y estaban cansados. Su tiempo fue invaluable, siempre
estuvieron conmigo.
Quiero que mis hijos me recuerden con todo y más del listado de
recuerdos que tengo, pero a pesar del cansancio de la semana apretada, los
quehaceres de la casa, el ir y venir, el tráfico, etc, he llegado a la
conclusión que debo hacer tiempo para jugar antes de que se termine la infancia..
“eso” es lo que más valoran los niños.