Es un dicho de mi abuelo, inolvidable. Ambos.
A este día hemos recorrido la vida y seguimos aprendiendo, entre otras cosas, a educar hijos, a relacionarnos en el trabajo, a comprender al esposo, a escuchar a nuestras madres, y así muchas cosas más.
Nadie quiere que su hijo sufra, menos por amor y aconsejamos y aconsejamos, pero nada sucede, los chicos siempre hacen lo que les dice su corazón… y qué podemos hacer … si así aprendimos nosotros, llorando, cayéndonos, levantándonos, volviéndonos a enamorar.
…Y en eso me di cuenta que mi hijo no tenía hambre, bajó de peso, no dormía y de repente lloraba.
Traté con mis consejos de ahorrarle 25 años de experiencia en la materia… pero me di cuenta que por más consejo que le di… debía pasar por ese camino, debía enamorarse y conocer el desamor.
Aprendí una vez más, que a pesar que queremos cuidarles el corazón, no podemos con nuestros consejos negarles la oportunidad de vivir.
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